LA OTRA CARA DEL PARO

Nuevas victimas de los delincuentes infiltrados en las jornadas de protesta estudiantil. Una ves mas el gobierno hace vista gorda con los encapuchados y emite duras declaraciones contra carabineros mientras los destrozos siguen en el centro de Santiago. Los destrozos y la incomodidad para miles de personas que asisten a diario a ese sector de Santiago a ganarse el pan diario. La Alameda estaba cortada además de destruida. Si algún inocente automovilista intentaba pasar por el lugar, seguramente terminaba con sus vidrios rotos (Entre 30 y 50 mil pesos sale la reparación de cada vidrio, quizás mas) o peor aún con su vehículo quemado o con su vida en riesgo. Para que decir los dueños de las tiendas del sector. Los que se salvan de ser saqueados, lo que puede significar la ruina para cualquier micro comerciante, debe correr solo con los gastos que significan reparar grandes vitrinas y letreros luminosos. Para las empresas grandes no es problema, por que los costos los asumen sus clientes, es decir nosotros. Lo mismo que los gastos de la municipalidad. Al final los perjudicados siempre somos los mismos. De todo esto salen como chivo expiatorio un grupo de carabineros de fuerzas especiales, que ahora deberán luchar con la cesantía en lugar de los delincuentes. Ellos no fueron preparados suficientemente para manejarse en situaciones de extrema presión como la que vivieron en las últimas jornadas y los generadores de esta presión y la institución que los preparó mal se lavan las manos. Sus familias sufrirán las consecuencias en los próximos meses. El estado lo creamos nosotros para protegernos y no está cumpliendo su labor. El estado trabaja para nosotros y no lo está haciendo bien. Sin embargo, la gente que elegimos para llevar el estado sigue viviendo feliz en su riqueza y aparece sonriendo en televisión, como lo hizo el ministro de educación durante varios días. Hoy la sonrisa se le ha borrado.